lunes, 31 de mayo de 2010

Memorial Day o el día de pensar lo perdido

El mundo desde sus principios de civilización han recurrido a la guerra como modus oprandi de segregación, dominio y poder. La sangre ha sido la pluma con la que se han escritos las historias. La Nación Americana Estadounidense decide un día conmemorar los caído con un día a la recordación. Pero al igual que muchas cosas en la vida, nunca vasta un día para recordar lo perdido. No he sufrido la desgracia de perder a nadie en una guerra, pero los sufro a todos/as como míos. Por que si la civilización es guerra, mi civilización se humaniza a sufrir a cada hermano/a caído.

La búsqueda del poder es universal,
Universal la sangre derramada,
In removibles de la escena el sufrimiento,
Los llantos, el vacío, el desosiego.
La búsqueda del poder es universal,
Sólo ganan pocos capital,
Pierden muchos la vida.
Hoy se recuerda lo que nunca pasó,
El hijo e hija que no abrazaste,
Los nietos nietas que no tuviste,
El doctor y la doctora que no graduaste,
El te amo, ese que nunca escuchaste.

La búsqueda del poder es universal,
Y universalmente es sufrimiento y nada más.

Nunca se ha justificado una guerra de una manera totalmente válida. Nunca la caída de un pueblo ha significado la enaltecía de otro. Nunca la pérdida de una vida a sido justa y necesaria. Nunca el llanto de una familia debe ser el triunfo de una nación.

3 comentarios:

  1. La mejor manera de luchar es con palabras... derramar sangre inocente es mas facil que aceptar que el mundo es de todos y no de uno solo.

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  2. Wao, pues tengo que decir que yo si he perdido seres queridos en conflictos belicos y tienes toda la razon, ni todo el dinero, ni la supuesta "grandeza" adquirida por un pueblo me devolveran lo que perdi y mucho menos me daran como tu bien dices esas palabras y muestras de afectos q nunca jamas recibire :/

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  3. Tuve un tío que era Ingeniero Aeroespacial. Fue el College Board más alto de la Isla el año que lo tomó. Todo el mundo lo adoraba. Muy brillante, excepto que decidió continuar con la tradición familiar militar que acompaña mi apellido. El resultado fue un hijo huerfano a finales de los sesenta, a quien a penas conoció.

    Yo pertenezco a la primera generación de mi familia que decidió no unirse a la milicia. Eso de dejar familias con dolores de por vida no es para mí.

    Vi a mi abuela llorando toda su vida por la pérdida de su hijo. Demasiado triste. Pa'l carajo las guerras. No hay justificación.

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