martes, 2 de noviembre de 2010

Tratado a la Desesperación

“La espera, desespera” es la frase común que proclamaban nuestros padres/madres. Pero, ¿a qué se hacía referencia? Es al acto de esperar como inmovilidad del ser? Desespera el self, la persona, la individualidad o el mundo a mi alrededor? No, no es un tema necesariamente entretenido o de alto interés. Pero esperar me ha parecido un acto voluntario utópicamente hablando. En la realidad, esperamos por necesidad, por obligación, o a lo que me concierne, por que nos perdemos la meta del camino.

Esperamos de nosotros el todo,
y en nuestros todo, una idea de otredad.
En nuestra otredad nos perdemos en la crítica
y nos aislamos a la soledad, como agente necesario
de la más irónica y perpleja…paz.
En la paz mínima y mutable que logramos
nos entregamos como únicos
y miramos de reojo al mundo perturbado…
Al fin y al cabo “No es mi problema”…
Y así empezamos poco a poco a perder sentido,
a ganar distancias y a perder amigos,
para llenarnos de conocidos.

Esperamos de nosotros un todo
en la unidad del mundo en la izquierda,
por que la derecha no nos piensa
pero en nuestro triunfo…la derecha…morirá?
Pensar el todos es una realidad existencial,
tan profunda que parece imposible.
Solo es creíble en la virtualidad de una fantasía,
posible en la esperanza que perdemos.
La que olvidamos por continuar esperando,
por que muchos olvidamos cómo luchar.

Esperamos de nosotros el todo…
el todos de nosotros…no espera nada.

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