martes, 25 de marzo de 2014

Será una nena buena

La crianza es un proceso de doble crecimiento: tu como ser humano -seas padre o madre- y ese otro, rumbo a ser mejor persona que tu. Y mientras el mundo gira y reconoces que el cordón umbilical se ha desprendido y que camina con pasos en el mundo real, miras, te detienes y has lanzado al mundo un ser vivo. Yo no sé cómo clasificar mi crianza. Es más, no lo clasifico. Sólo se quiero criar una niña buena. Quiero que se ponga su lazo en la cabeza y crezca a ser una nena buena. 

Una nena buena en matemáticas, 
que sume bien a los amigos, que reste la dificultad, 
que multiplique su felicidad desde sus adentros, 
que divida su amor con justicia. 

Una nena buena en lenguas, 
que las hable bonito, que defienda su verbo, 
que delicada defienda su punto de vista, 
que valiente sepa gritar su sentir. 

Una nena buena en complacer, 
primero ella, sus sueños y deseos, 
sin pisar los de nadie y siempre dando la mano al caído. 

Una nena buena en la cama, 
si, en la cama, por que debe tomarse su descanso en serio, 
sus sueños como práctica de la realidad que se dibuja, 
y sus amores como ciencia equilibrada de placeres. 

Si, le entrego al mundo una nena buena. 
Buena para ella y para un mundo que la respete. 
Buena para sonreír y conquistar. 
Buena para cocinar sus pasiones a fuego lento. 
Buena para abrazar. 
Buena para caer y levantarse. 

Hago la mejor nena buena que podrá existir. 


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