jueves, 20 de mayo de 2010

Sobre los seres y los seres de amor

Me atrevería decir que no hay sensación más grata que esa de sentirse enamorado de la vida en sí misma. Y con “sí-misma” me refiero a brindarle nuestra devoción sobre todas las cosas. Sobre penurias y desventajas, pérdidas y ganancias, días de quemante sol y días de espesa bruma. Y otros días donde el sol y la bruma la llevamos en el alma. Estas palabras que parecerán desoladoras, serán a mí entender, las más motivadoras…
Se empieza la vida sin ningún propósito,
Se continúa, se llora, se amamanta.
Somos lactados por las llamas de las arduas emociones,
Nos quemamos con los desamores, revivimos.
Morimos a pequeñeces, para renacer a grandezas.
Sentimos en la piel el sufrimiento del alma,
Y en el alma sentimos la entrega de la piel.
Es un laberinto con salida desconocida,
Y que no queremos conocer.
Queremos luchar, caminar, caer, despertar.
Deseamos seguir con pesares grandes,
Y morir en alegrías eternas. Una sonrisa.
Vivir en el amor es vivir en todos.
Es vivir en ti, antes que en nadie.
Es desear vivir, hasta la muerte.

[El escritorio se ha inundado por el café de la tarde y Aanadi se retira para poderlo beber]

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