Cada figura es reflejo e ilusión de la mirada.
Cristales opacos de una verdad que nunca podemos alcanzar.
Hemos desarrollado con los años miles de artefactos para lograr vernos como somos, no como pensamos o creemos ser.
Espejos que nos sirven de amigo imaginario. Cámaras que retratan nuestro miedo a ser nosotros mismos. Grabadoras que sustituyen sus espacios vacíos con la voz que no podemos escuchar.
Y entonces vemos el arcoíris por primera vez en nuestras vidas mientras dejamos a un lado los placeres del camino.
Nuestra película de horror siempre tiene el mismo despertar. Nuestro sueño cambia los colores abruptamente y no somos capaces de darnos cuenta.
Vivimos llenos del miedo de crecer. Miedo a amar, por tener miedo a sufrir. Queremos que todo sea una mentira de ganancia, y lo preferimos a la pérdida de algo verdadero.
Maldito sea el miedo que un día se entró en el tuétano de nuestros huesos. Maldito porque no nos deja ser lo que somos. Seres humanos y nada más…
jueves, 27 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Recordando con los labios
Cuando pensamos en alguna persona especial lo hacemos en puras imágines magnificadas. Más deliciosas que como eran originalmente. Es recordar con los labios, con el sabor, con los sentidos…
Te recuerdo con mis labios,
porque se me ha olvidado el tamaño de tu boca pero puedo trazar con saliva el largo de tu lengua.
Puedo recordar el sabor de tu cuello complementado con tu gemido y perder el sueño.
Puedo recordar como humedecía tu pecho con mis besos mientras mis manos dibujaban tu silueta desnuda entre mis dedos.
Puedo recordar perder el hambre pero nunca el apetito por ti.
Te recuerdo con mis labios,
Y con tus labios entre mis piernas recuerdo el paraíso, el infierno y los confines del mundo que conozco y los que me faltan por conocer.
Porque con mis labios en tus deseos perdía las fronteras entre tu cuerpo y el mío.
Porque mi cintura seguirá siendo el jardín de todas tus posibilidades, aunque tú no te acurdes.
Puedo seguir besando tu destino, tu olvido, tus pasiones, sin tener que besarte a ti.
Te recuerdo con mis labios,
porque amar es una estrategia que convertí en vida, y una vida que convertí en eternidad.
Y podrás amar algún día sin mi presencia, pero más que yo nadie te amará.
Porque recuerdo… hasta lo que tú en minutos ya has olvidado.
Te recordaré siempre con los labios, porque después de haberte besado, besarte es como único te pude amar más…
Te recuerdo con mis labios,
porque se me ha olvidado el tamaño de tu boca pero puedo trazar con saliva el largo de tu lengua.
Puedo recordar el sabor de tu cuello complementado con tu gemido y perder el sueño.
Puedo recordar como humedecía tu pecho con mis besos mientras mis manos dibujaban tu silueta desnuda entre mis dedos.
Puedo recordar perder el hambre pero nunca el apetito por ti.
Te recuerdo con mis labios,
Y con tus labios entre mis piernas recuerdo el paraíso, el infierno y los confines del mundo que conozco y los que me faltan por conocer.
Porque con mis labios en tus deseos perdía las fronteras entre tu cuerpo y el mío.
Porque mi cintura seguirá siendo el jardín de todas tus posibilidades, aunque tú no te acurdes.
Puedo seguir besando tu destino, tu olvido, tus pasiones, sin tener que besarte a ti.
Te recuerdo con mis labios,
porque amar es una estrategia que convertí en vida, y una vida que convertí en eternidad.
Y podrás amar algún día sin mi presencia, pero más que yo nadie te amará.
Porque recuerdo… hasta lo que tú en minutos ya has olvidado.
Te recordaré siempre con los labios, porque después de haberte besado, besarte es como único te pude amar más…
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