No quiero hablar de si está bien o si está mal.
No me interesa hacer un marco de los culpables, responsables, perseguidos, marginados, ignorantes y listos.
No quiero defender nada, sólo comentar.
La libertad es un tema interesante cuando se trata de una protesta.
Cuando se trata de gritar todos tienen razón, y por tanto, nadie se escucha.
La Universidad de Puerto Rico es la cuna puertorriqueña del conocimiento.
El Estado es responsable, no obligado, de permitir la libre educación. El Estado no está llamado a depreciar el sistema.
Que lo hagan con todo menos con la Universidad.
El pensamiento que nace en la UPR es uno interdisciplinario, impredecible, competente, de vanguardia y lucha.
Nuestras luchas son para evitar una Oda a la quema de las Bibliotecas babilónicas.
Es una Oda a la piedad de ser cada día un ser simplemente mejor por estar abierta a la otredad.
Estas serán mis palabras. Esta será siempre mi lucha. Porque la Universidad del Estado debe ser una que nos eduque a educar, nos enseñe a enseñar y nos de libertad para hacer germinar la pasión a la libertad en el mundo.
sábado, 24 de abril de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
Sobre la Libertad
“No se puede captar al mismo tiempo lo real y su signo:
jamás podremos dominar ambas cosas simultáneamente”
J. Baudrillard
Hablar de libertad sigue pareciendo una utopía. Como aquello que se sueña y no se logra. Se hacen caminos, y parece que se borran las huellas y nadie puede llegar a donde otros y otras pudieron llegar.
¡Libertad!
Fue lo que el esclavo gritó cuando Lincoln firmó la Proclama de Emancipación en 1863. Pero se sigue siendo amigo del racismo, la xenofobia y a la maldad, no sólo una nación, sino el mundo.
¡Libertad!
Gritamos las mujeres a través del movimiento feminista. Pero siguen muriendo miles a manos de la ignorancia del maltrato, la misoginia y la maldad, no sólo de una nación, sino del mundo.
¡Libertad!
Lloraron los niños y niñas cuando las Naciones Unidas le brindaron un cúmulo de “derechos humanos”. Pero siguen siendo violados, olvidados, asesinados sin justicia alguna y con mucha maldad, no sólo en mi nación, sino en Mi Mundo.
¡Libertad!
Gritaron los trabajadores cuando ganaron derechos laborales en una alfombra de igualdad capitalista. Hoy todavía lloran mientras zurcen tus camisas, medias y pantalones, niños, niñas, hombre y mujeres en el rincón de alguna fábrica en Singapur o Nueva York o mientras recogen tus alimentos en una finca de Nuevo México. No sólo en mi Nación sino en el mundo.
¡Libertad!
Eso pedimos cada mañana al despertar de nuevo y vernos en obligaciones. Sometidos a un mundo, que aunque no escribimos nosotros y nosotras sus letras, nos tocó aprenderlas, repetirlas y continuar. Y eso pasa en mi nación y eso pasa en el mundo.
Parezco pesimista, lo sé. Pero no me mal interpreten. Es pura indignación. Esta debilidad que siento cuando sé que trabajar por la libertad hoy en día es sólo dar un paso en total soledad.
“Somos libres para pensar”-dicen- mientras te juzgan.
“Somos libres para escribir y publicar lo que queramos”-cuentan- pero el editor sigue devolviendo tu novela.
“Somos libres para amar”-repiten- pero que “Dios te libre de ser homosexual”.
“Somos libres” y pregunto “¿Pero en qué mundo?”
No pretendo hacerles creer que no hay salida a este padecer. Lo hay. Pero no les diré. Mi fin es sólo hacerles concientes de que aún hay trabajo que hacer. Como este escritorio sólo escribe pensamientos de mañana, les tocará a ustedes mis lectores, darme su solución en la noche.
[Aanadi se recuesta de la silla, pone los brazos en su nuca, se balancea en la silla y se cae. Por que sí, así de dura tiene que ser decir la verdad. Se levanta adolorida esperando que el dolor sea signo y no realidad]
jamás podremos dominar ambas cosas simultáneamente”
J. Baudrillard
Hablar de libertad sigue pareciendo una utopía. Como aquello que se sueña y no se logra. Se hacen caminos, y parece que se borran las huellas y nadie puede llegar a donde otros y otras pudieron llegar.
¡Libertad!
Fue lo que el esclavo gritó cuando Lincoln firmó la Proclama de Emancipación en 1863. Pero se sigue siendo amigo del racismo, la xenofobia y a la maldad, no sólo una nación, sino el mundo.
¡Libertad!
Gritamos las mujeres a través del movimiento feminista. Pero siguen muriendo miles a manos de la ignorancia del maltrato, la misoginia y la maldad, no sólo de una nación, sino del mundo.
¡Libertad!
Lloraron los niños y niñas cuando las Naciones Unidas le brindaron un cúmulo de “derechos humanos”. Pero siguen siendo violados, olvidados, asesinados sin justicia alguna y con mucha maldad, no sólo en mi nación, sino en Mi Mundo.
¡Libertad!
Gritaron los trabajadores cuando ganaron derechos laborales en una alfombra de igualdad capitalista. Hoy todavía lloran mientras zurcen tus camisas, medias y pantalones, niños, niñas, hombre y mujeres en el rincón de alguna fábrica en Singapur o Nueva York o mientras recogen tus alimentos en una finca de Nuevo México. No sólo en mi Nación sino en el mundo.
¡Libertad!
Eso pedimos cada mañana al despertar de nuevo y vernos en obligaciones. Sometidos a un mundo, que aunque no escribimos nosotros y nosotras sus letras, nos tocó aprenderlas, repetirlas y continuar. Y eso pasa en mi nación y eso pasa en el mundo.
Parezco pesimista, lo sé. Pero no me mal interpreten. Es pura indignación. Esta debilidad que siento cuando sé que trabajar por la libertad hoy en día es sólo dar un paso en total soledad.
“Somos libres para pensar”-dicen- mientras te juzgan.
“Somos libres para escribir y publicar lo que queramos”-cuentan- pero el editor sigue devolviendo tu novela.
“Somos libres para amar”-repiten- pero que “Dios te libre de ser homosexual”.
“Somos libres” y pregunto “¿Pero en qué mundo?”
No pretendo hacerles creer que no hay salida a este padecer. Lo hay. Pero no les diré. Mi fin es sólo hacerles concientes de que aún hay trabajo que hacer. Como este escritorio sólo escribe pensamientos de mañana, les tocará a ustedes mis lectores, darme su solución en la noche.
[Aanadi se recuesta de la silla, pone los brazos en su nuca, se balancea en la silla y se cae. Por que sí, así de dura tiene que ser decir la verdad. Se levanta adolorida esperando que el dolor sea signo y no realidad]
lunes, 5 de abril de 2010
Ejecutando vicios
[Aanadi está drenada, sus pensamientos están más hilarantes que el primer día del Génesis donde "Todo era bueno"]
Despertar es una necesidad.
Despertar en la mañana, despertar de conciencia, despertar de vida.
La soñolencia es una necesidad.
Ignorar la realidad, parecer que pareces, continuar caminando dormido.
Los narcóticos son una necesidad.
No despierto sin café. No vivo sin amor. No canto sin ducha.
Despertar es un placer.
Abrazar un nuevo día, nueva posibilidad en la misma vida.
Soñar es un placer.
Imaginar que amo, que canto y abrazo la porquería.
Los narcóticos son un placer.
Quien soporta sin buen sexo la mañana que llega.
Quien camina por la vida sin saber su camino.
Hay que beber del suelo el néctar de las flores.
Y ver en el cielo con nubes un despertar silente.
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Todos estos días han cuestionado lo que hace 500 años era incuestionable: creencia en Dios, la Iglesia, el alma. Creíamos por ignorancia más que por fe. Al fin y al cabo la fe requiere apertura no incapacidad de ver. La fe se convirtió en el vicio del cristiano. Quien sigue la manada sin cuestionar. El mono que golpea el árbol sin pensar. Pero hay un ser nuevo caminando por la tierra. Uno aún más libre por que ahora reconoce su libertad de no creer. Reconoce que hay una convivencia en existir que se hace necesaria. Y ahora es adicto a ser libre.
¿Pero de qué se liberó el ser humano en este mundo? No hay mayor atadura que estar vivo y seguir luchando por estarlo.
Ejecutando vicio se mira el horizonte, ejecutando vicios se sigue sembrado en la tierra.
[Aanadi se despega del escritorio y piensa que ella misma no se entiende. O debe dejar el vicio de no querer ofender]
Despertar es una necesidad.
Despertar en la mañana, despertar de conciencia, despertar de vida.
La soñolencia es una necesidad.
Ignorar la realidad, parecer que pareces, continuar caminando dormido.
Los narcóticos son una necesidad.
No despierto sin café. No vivo sin amor. No canto sin ducha.
Despertar es un placer.
Abrazar un nuevo día, nueva posibilidad en la misma vida.
Soñar es un placer.
Imaginar que amo, que canto y abrazo la porquería.
Los narcóticos son un placer.
Quien soporta sin buen sexo la mañana que llega.
Quien camina por la vida sin saber su camino.
Hay que beber del suelo el néctar de las flores.
Y ver en el cielo con nubes un despertar silente.
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Todos estos días han cuestionado lo que hace 500 años era incuestionable: creencia en Dios, la Iglesia, el alma. Creíamos por ignorancia más que por fe. Al fin y al cabo la fe requiere apertura no incapacidad de ver. La fe se convirtió en el vicio del cristiano. Quien sigue la manada sin cuestionar. El mono que golpea el árbol sin pensar. Pero hay un ser nuevo caminando por la tierra. Uno aún más libre por que ahora reconoce su libertad de no creer. Reconoce que hay una convivencia en existir que se hace necesaria. Y ahora es adicto a ser libre.
¿Pero de qué se liberó el ser humano en este mundo? No hay mayor atadura que estar vivo y seguir luchando por estarlo.
Ejecutando vicio se mira el horizonte, ejecutando vicios se sigue sembrado en la tierra.
[Aanadi se despega del escritorio y piensa que ella misma no se entiende. O debe dejar el vicio de no querer ofender]
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